San Lorenzo está acéfalo. A las renuncias que ya existían por parte de varios dirigentes se añadió este martes la de la protesorera Carina Farías, que estaba ejerciendo como tesorera. Por ende, técnicamente se dio lo que se venía pronosticando: acefalía institucional. San Lorenzo no puede efectuar pagos: ya no hay firma que los avale.
Así, el club sigue uniendo capítulos a una serie que parece combinar lo dramático con lo bochornoso. El que no renuncia, a pesar de que lo piden masivamente sus socios, es el presidente Marcelo Moretti. En rigor, tampoco lo hicieron otros dirigentes: los vocales Néstor Ortigoza, Sergio Constantino, Christian Evangelista y Alejandro Tamer de la comisión directiva.
A última hora de la noche del martes, los integrantes del cuerpo redactaban el acta con minuciosidad, para evitar errores técnicos que pusieran en riesgo la nueva situación institucional. Pero en el desbande del club azulgrana, nada parece ser definitivo: Moretti se resiste a la declaración de acefalía y este miércoles se presentará ante la Justicia para conseguir que se declare nula la resolución de la comisión directiva, que le quita poder.
Ahora bien: ¿que implica la acefalía? El comienzo de un proceso que debe concluir con un llamado a nueva elección de autoridades del club. “Al confirmarse la configuración del estado de acefalía de la Comisión Directiva, se encomendó a la Presidencia de la Asamblea de Representantes del Club la convocatoria con urgencia a reunión extraordinaria para que asuman transitoriamente y para que en las siguientes 48 horas convoquen al cuerpo completo de la Asamblea de Representantes a los efectos de designar una Comisión Transitoria”, menciona un comunicado publicado por San Lorenzo en las redes.
Esa Comisión Transitoria tendrá la facultad de poner en cierto funcionamiento al club, después de la parálisis casi absoluta en la que ha quedado, y luego convocará a una asamblea general extraordinaria, en la que habrá dos puntos en el orden día: definir un gobierno de transición (para el que pueden presentarse Moretti y los otros directivos que no dimitieron) y poner una fecha para la votación, que debería poner fin al problema institucional.
El comunicado enumera a los directivos renunciantes: el vicepresidente primero, Julio Lopardo; el vicepresidente segundo, Andrés Terzano; el secretario, Martín Cigna; el prosecretario, Uriel Barros; el tesorero, Leandro Goroyesky; la protesorera, Carina Farías; el intendente, Mateo Sagardoy; los vocales María Soledad Boufflet, Pablo García Lago, Javier Allievi, Marcelo Culotta y Agustina Nordenstrom, más Belén Lugones y Leonardo Virardi.
Por supuesto, entre ellos no está Moretti. No desea dejar el cargo el hombre que quedó en la mira desde el día en el que fue expuesto por una cámara oculta que lo mostraba guardándose un fajo de 20.000 dólares en el bolsillo interno del saco. Nada quedó en el olvido. Al contrario, su regreso después de unos meses de licencia agitó aun más los ánimos. Así, durante la tarde y la noche, mientras estaban reunidos los dirigentes, los fanáticos del Ciclón que exteriorizan cada vez más a menudo su enojo fueron creciendo en número al compás de los rumores que surgían desde las entrañas del estadio.
Por esas horas, Moretti abandonó la reunión en la que se debatía la situación y se cruzaban propuestas. Luego, regresó a un cónclave áspero. La tensión estaba en aumento. Adentro y afuera. Con insultos, en medio de la calle, los hinchas pedían la dimisión absoluta, con el presidente como principal blanco de los insultos. “Renuncien todos”, se escuchaba. Era casi un himno. Si se cumple prolijamente la acefalía, algo que ya en una ocasión se hizo mal, se deberá aprobar un gobierno de transición hasta definir el llamado a elecciones.
“La licencia no es una posibilidad” y “no voy a renunciar”, habían sido horas antes algunas de las frases centrales de Moretti como bandera tras su salida del Ministerio Público Fiscal respecto a su continuidad al frente de la dirigencia del Ciclón. Casi un anticipo de lo que vendría al atardecer. “La acefalía no es lo recomendable en estos casos. Hay que ser muy cautos y estar muy tranquilos, acordar con ciertos sectores de la oposición y también del oficialismo”, había advertido pasado el mediodía ante los micrófonos que se le cruzaron en su raudo paso desde la puerta de la oficina en la que se presentó hasta la camioneta que lo esperaba en doble fila. Su postura era inflexible.
En rigor, hasta nueve miembros del cuerpo directivo fueron a declarar a la fiscalía por una denuncia de abandono del club. Sin embargo, lo que debía ser una jornada para discutir la reestructuración derivó en más escándalo, un cuarto intermedio por la mañana y la continuidad por la tarde que expuso nuevamente los conflictos y las posturas.
“Agradecemos el apoyo de la AFA, del Chiqui [Tapia] y de [Pablo] Toviggino y es importante tener la madurez política para entender la situación y que podamos salir con un acta de Comisión Directiva para que San Lorenzo siga con su curso natural y reencauzar un montón de cuestiones que quedaron frenadas”, había señalado en ese contexto Moretti. Subió al ring, como otra veces, al Presidente y al Secretario de la entidad madre del fútbol argentino, que lo sostienen desde las acciones.
Hacia el Ministerio Público había llegado desde el club, con un puñado de hinchas reclamando en los alrededores. Era temprano. Eso casi deriva en una tragedia. Uno de los fanáticos, que iba en una bicicleta y lo siguió a la par del vehículo durante algunas cuadras, describió que tuvo un incidente luego de golpearle furiosamente la ventanilla, un espejo de la camioneta e increpar a Moretti, que iba de acompañante. “Hizo marcha atrás cuando estaba en el semáforo y cuando dobló a la derecha me llevó puesta la rueda de adelante y me pisó la punta de los dedos del pie izquierdo”, aseguró en TyC Sports quien se presentó como Lucas y ofreció su testimonio ante una oficial de policía que llegó minutos después.
Entre aquel hecho y la reunión de la tarde, algunos dirigentes exteriorizaron el enfado y el conflicto a través de las redes sociales. “El cobarde Marcelo Moretti se retiró del palco del estadio sin tratamiento de los temas, solicitando cuarto intermedio hasta las 17hs. Este mamarracho pretendió hacer un monólogo impresentable el cual interrumpimos y se fue“, escribió en su cuenta de X Marcelo Culotta, referente de la agrupación Orden y Progreso Sanlorencista.
“Iniciada la reunión de Comisión Directiva, dejé mi renuncia presentada formalmente al cargo de vocal por la oposición, más allá del intento de Moretti de reorganizar un gobierno totalmente agotado”, sumó más tarde el mismo dirigente, siempre por la misma vía. La situación institucional, el pedido de quiebra impulsado por AIS Investment Fund, las licencias solicitadas por el secretario, Martín Cigna, y la tesorera, Carina Farías, y el balance de 2023/2024 eran los puntos a tratar en el encuentro.
“Cuarto intermedio para un nuevo bochorno institucional en San Lorenzo. Muchachos, renuncien todos de una buena vez para no seguir sumando papelones. ¡Sin acefalía no habrá salida! Todos corresponsables!!!“, señaló por su parte César Francis, ex candidato a presidente, casi en simultáneo. Luego agregó, furioso: ”Renuncien aunque más no sea por amor propio, ya no pido por amor al club, al ver que hoy, con la citación de las 11, Moretti se les cagó de risa en la cara“.
Lo que va a pasar a nivel dirigencial en 2026 es una incógnita, y todas esas dudas se trasladan a las diferentes áreas del club. En el fútbol profesional hay preocupación, ya que ni siquiera hay un lugar confirmado para realizar la pretemporada. Además, las dudas también pasan por el cuerpo técnico, que todavía no sabe si podrá contar con algunos refuerzos. Todo se agrava porque actualmente ni siquiera hay un secretario para firmar ventas, compras o rescisiones de contrato.
Vale recordar que Moretti se hizo presente la semana anterior en el sorteo de la Liga Profesional de Fútbol y de la Copa Argentina en el predio de la AFA, en Ezeiza, intentando transmitir una normalidad que no existe. Lo de este martes es otra muestra de eso. De una debacle que no tiene fin.


